11 de agosto de 2012

Magnetic Island. Sin mucho magnetismo.

La entrada que ahora estáis leyendo me ha costado bastante escribirla, prueba de ello es que hace ya más de tres semanas que no escribía nada en el blog. Esto se ha debido a varios motivos.

Aparte de algunos motivos personales que no vienen al caso, también se encuentra el hecho de que no quería ser injusta con la protagonista de esta entrada, Magnetic Island, y hacer un juicio sobre ella basándome sólo en nuestra pequeña y corta experiencia allí. Porque lo cierto es que sé que esta isla se merecería una segunda oportunidad para valorar realmente todo lo que puede ofrecer.

Pero es que al final este blog se basa sólo en experiencias personales y mi intención no es la de vender a nadie lo maravilloso que es o no el sitio que he visitado. Así que lo único que puedo hacer y por lo tanto contar es nuestra experiencia.

La decisión de ir a Magnetic Island la tomamos estando en Cairns todavía, cuando planeábamos qué hacer una vez llegáramos a nuestro próximo destino, la ciudad de Townsville. Esta ciudad no tiene mucho o nada que ofrecer, son de este tipo de ciudades que con dedicarle unas pocas horas es más que suficiente. Así que decidimos ir hasta esta isla conocida por sus playas, donde existen rutas para hacer trekking y donde si tienes suerte puedes hasta ver koalas en libertad. Sonaba muy bien.

Así que todas esas razones nos hicieron pensar que se merecía una visita y por qué no, pasar allí una noche y dos días conociendo esta isla que se encuentra a escasos 8 kilómetros de Townsville. Reservamos por internet en el camping Bungalow Bay Koala Village una bonita habitación, que aunque se salía de nuestro presupuesto normal (64 $/noche) prometía bastante.

Tras pasar la noche en el autobús e intentar dormir todo lo que pudimos a lo largo de los 535 kilómetros que separan Cairns de esta ciudad, llegamos a las 6:30 de la mañana a Townsville. Una vez en la terminal todavía nos quedaba esperar casi una hora hasta la salida del primer ferry que nos llevaría hasta allí. Como recompensa pudimos disfrutar de un bonito amanecer.

Vistas desde el ferry. De Townsville a Magnetic Island.

Aunque apenas son unos 15 minutos de travesía, el billete cuesta 29$ por persona ida y vuelta. Bastante caro comparado con lo que suelen cobrar en otros lugares por un trayecto similar.
Y es que todo lo que lleve Magnetic Island asociado al nombre, se paga caro. Ya sea el ferry que te lleva hasta ella, el autobús para moverte por allí, cualquier excursión o visita, el alojamiento o la comida.


Para nosotros se acabó convirtiendo en uno de esos sitios que aunque gritan a los cuatro vientos que están pensados para el turismo mochilero, acaba siendo más caro que ir de hoteles con todo incluido (y eso que en mi vida he viajado de esa manera) Yo diría que a veces en Australia cuando quieren decir mochilero o backpacker, en realidad lo que están pensando es en un alemán o un inglés veinteañero con mochila, sin muchos problemas en la cartera y con ganas de fiesta. De este tipo de mochileros encontrarás cientos en Australia.

Finalmente llegamos al Koala Village. En la recepción una chica que al contrario que en el resto de sitios en los que habíamos estado, nos trató bastante mal o con indiferencia, poco abierta a hacer de tu estancia "algo inolvidable" y con pocas ganas de resolver problemas. Le enseñamos nuestros carnets de alberguistas ya que este hostel forma parte de la cadena YHA, y si eres socio te suelen hacer un descuento del 10%.

Pero no quiso aceptarlos. Dijo que el descuento era sólo para reservas hechas en su propia página web y no en otras como en la que la habíamos hecho nosotros. Le dijimos que en ningún momento se nos avisó, ni con letra grande ni pequeña, de esa "peculiaridad". Pero estaba claro que era como hablar con la pared. Fue una de esas veces que parece que le tienes que dar las gracias por querer alojarte. Como que eres tú quien vive gracias a ella y no al revés.

Nuestra habitación en Bungalow Bay Koala Village. Magnetic Island.

Quizá fuera un presagio, pero ya poco se podía hacer. Allí estábamos aislados, nunca mejor dicho, en una isla donde el día que se pueda, acabarán cobrando por respirar. Como era muy temprano tampoco podíamos disponer todavía de la habitación, así que aunque estábamos muy cansados sólo podíamos ir a dar una vuelta por los alrededores en busca de la playa y de algún supermercado donde comprar algo de comida. Le preguntamos si podíamos guardar las mochilas en algún sitio, y otra cosa rara, no disponían de ningún cuarto para guardarlas. Dijo que las podíamos dejar apoyadas en la pared, pero que no se hacía responsable si les pasaba algo.

Allí las dejamos y nos fuimos andando hasta la playa más cercana, Horseshoe Bay. Fue un poco decepcionante ver, de nuevo, que si querías bañarte con seguridad tenías que alquilar a una de las agencias que había en los alrededores un traje para evitar las picaduras de las medusas, porque sí, allí tampoco puedes bañarte fuera de una zona acotada. Lo que significaba también que el coral que hay en sus playas está accesible sólo previo pago. Cosa que desconocíamos hasta llegar allí.

Pero el día estaba empezando a nublarse y decidimos no alquilar nada y simplemente tumbarnos en la arena a descansar. Tal vez luego estaría bien comer en una de las mesas de pic nic que había allí y que estaban cubiertas, por lo que si llovía, no nos mojaríamos. Pero enseguida lo descartamos.

Alrededor de estas mesas todo estaba bastante sucio, y cuando digo sucio no digo "paso un trapo y ya está" que nosotros precisamente no es que seamos muy asquerosos. Estoy hablando de otro tipo de suciedad como, por ejemplo, un condón usado. Así que, pasando.

Después nos acercamos hasta el supermercado y viendo los precios nos terminamos de reafirmar en lo de que Magnetic Island era para ricos. Era como ir de compras al supermercado de una gasolinera, un litro de leche y un poco de café soluble costaba como 8$, así que lo que compramos fue una compra de "supervivencia", lo justo para pasar el día y medio que estaríamos allí.

Antes de llegar de vuelta al hostel empezó a llover. Recogimos nuestras mochilas y nos fuimos a la habitación. A Eduardo además le empezó a doler la cabeza muchísimo, tanto que no podía casi ni hablar, una jaqueca de las buenas. Descartamos de momento el hacer ningún trekking y me acerqué yo entonces a preparar algo de comer a la cocina. Y allí no encontré tampoco nada que me gustara. ¿Qué le había pasado al hostel ganador del premio "mejor alojamiento en Australia 2007" que habíamos visto en las fotos? 

La cocina estaba hecha polvo. Los sitios donde normalmente se deja la comida, estaban sucios y gracias a eso, llenos de hormigas. No había casi de nada para cocinar, un par de cazos y otro par de sartenes. Además sólo estaba abierta durante unas pocas horas al día. Comimos en las mesas que había afuera pensando en qué hacer después, acompañados de un par de possums que están acostumbrados a la presencia humana y que se acercan hasta allí en busca de comida.

Algunos de los animalillos que nos encontramos por el camping
Pero como había que ver el lado bueno o positivo, este camping se encontraba en un sitio muy bonito y habíamos visto en las fotos que al menos contaba con una bonita piscina. Allí que fuimos. Y sí, había lo que sería una bonita piscina, pero en el pasado. Y es que en ese momento no lo era, tenía el agua sucia, llena de hojas, las hamacas estaban semi-rotas, etc. Nada extraño por otra parte, pues en ese estado se encontraba todo el camping.

Desgraciadamente ese día daría poco más de sí. Conocimos de la isla aquello que estaba accesible a pie, pero no nos metimos en ningún sendero porque los horarios de los autobuses para moverte por allí no eran muy amplios, así que a partir de cierta hora la única manera de moverse era alquilando una moto (una cada uno porque no permiten que suban 2 personas) o un moke.

Coche o "moke" en Magnetic Island
Para terminar de echar la tarde me acerqué a la lavandería, y así aprovechar al menos para irnos de allí al día siguiente con la ropa limpia. El sitio estaba en un lugar curioso, a medio camino entre las duchas y la cocina, en un cuarto abierto, sin puertas, sólo dos paredes. No estaba tampoco muy limpio, y había telarañas en el techo, maleza en los alrededores del cuarto, etc. Puse la lavadora y mas tarde la secadora.

Estaba atardeciendo, y al volver a recoger la ropa que estaría ya seca, iba pensando por el camino que entre que el sitio estaba en plena naturaleza y que además no estaba en condiciones, aquel cuarto lleno de lavadoras y secadoras desprendiendo calor continuamente, sería el hogar ideal para unas serpientes. Y ahí estaba yo doblando calcetines y camisetas, luchando con los mosquitos que había alrededor de una bombilla, pensando que lo mejor era apagar la luz unos minutos, que con la luz que entraba desde fuera era suficiente.

En eso que un japonés que iba de camino a la ducha me dice señalando a mi derecha.
-Oh!! There's a snake, you see?- Y corriendo se sube a un banco que había cerca. Yo cuando giré la cabeza, vi una serpiente subiendo el escalón que separaba esta habitación de la calle y vi cómo se metía detrás de una de las lavadoras. Salí corriendo hacia donde estaba el japonés y ya nos ves a los dos subidos en el banco. A ver quién cogía ahora la ropa.

Y es que cada uno tiene sus pequeñas o grandes fobias, y la mía son las serpientes. Puedo con las arañas, cucarachas, pero una serpiente... es que es superior a mí. Y me jode, pero es así.

Enseguida pasó otra mujer y yo ni corta ni perezosa, y en un inglés perfecto fruto de la adrenalina, le pregunté por favor si sería tan amable de coger toda la ropa que había dejado doblada encima de la secadora y dármela, que no podía entrar a la habitación y que había una serpiente escondida detrás de una de las lavadoras. La mujer muy amable entró, dijo con una sonrisa que sí, que allí estaba la serpiente pero que parecía inofensiva y me cogió la ropa y me la dio. Le di las gracias 3 o 4 veces y salí por patas hacia la habitación por el sendero, casi o oscuras y con un mal cuerpo que pa' qué.

Y poco más... Y es que al día siguiente no había apenas tiempo ni ganas de conocer nada, no nos apetecía contratar con ninguna agencia, la playa no nos había gustado y el camping desde luego lo que menos. Así que, para las pocas horas que nos quedaban allí, preferimos coger con tiempo el autobús de vuelta a la terminal de ferrys en Nelly Bay y desde allí volver a Townsville. Donde el dicho, más vale malo conocido que bueno por conocer, cobró fuerza y sentido.

Próxima entrada: Arlie Beach y Whitsunday.

5 comentarios:

  1. Pues no me extraña que no tuvieses ganas de escribir el post y que rabia que resultase tan decepcionante, por que es cierto que sonaba bien lo de playas, trekking y koalas en libertad... Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí es verdad Valeria, a veces pasa, esperas demasiado de un sitio que luego no cumple tus expectativas, aún así creo que merecería una segunda oportunidad... ;D Gracias por pasarte.

      Eliminar
  2. ¡Pues a mi sí me ha gustado! Es caro, sí. Pero merece la pena. Sigo vuestro blog desde hace tiempo, y.. ¡qué envidia! Quien pudiera viajar como vosotros.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias!! Aunque nuestra experiencia no fue precisamente la mejor, de verdad creo que es un sitio que tiene muchas cosas buenas... aunque parece que nosotros las pasamos por alto.. ;D Tal vez en otra ocasión.
    Un saludo y gracias por comentar!

    ResponderEliminar
  4. pues gracias por tu post: estoy a punto de salir por una ruta por australia e iba a visitar magnetic island.. pero visto lo visto creo que pasaré de ella...
    gracias

    ResponderEliminar

... y más

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...