12 de abril de 2013

De camino a Cape Reinga. Bay of Islands y Russell.

La ciudad de Auckland ya quedaba bastante lejos. Después de pasar la noche en los alrededores de Whangarei, el día se nos presentaba como el primer contacto directo con la naturaleza y los paisajes neozelandeses. 

En nuestro camino hacia el Cabo Reinga en la punta noroccidental, en el extremo norte de Nueva Zelanda, y muy cerca de esta ciudad (Whangarei), se encuentra una de las cataratas más fotografiadas del país. Con un salto de agua de unos 25 metros y rodeada de árboles y vegetación, merece la pena el acercarse hasta allí dando un bonito paseo que dura unos 20 minutos.

Whangarei Falls. Northland. Nueva Zelanda

Whangarei Falls




Whangarei Falls
Alrededores de la catarata de Whangarei

De allí continuamos nuestro camino por la SH1 dirección norte pasando por el pueblo de Kawakawa (me encantan los nombres maoríes...jeje) Este pueblo es una parada que, si bien no diría yo tanto como obligatoria, viene bien para hacer un alto en el camino, estirar las piernas y al mismo tiempo que visitas al señor Roca, ver lo más característico de esta localidad y por lo que en algunas guías sale como un punto de interés. Sí señores, sus conocidos lavabos públicos. Obra del artista Friedensreich Hundertwasser (intenta repetirlo de memoria) tienen un aire a Gaudí fácilmente reconocible.

Aseos públicos en Kawakawa




Con la evacuación exitosa de líquidos y habiendo salvado el ataque epiléptico que puede llegar a provocar la visión de esta obra de arte, nos ponemos de nuevo en camino y seguimos dirección a Bay of Islands. Esta bahía compuesta por varias islas muy pequeñas (Kerikeri, Waikare,...) es conocida entre otras cosas por ser un lugar idóneo para la pesca y el avistamiento de delfines. Nosotros nos decidimos por ir hasta Russell.

Desde la localidad costera de Paihia puedes coger varios ferrys que te llevan hasta allí (12$ NZ p/p ida y vuelta). El trayecto se hace corto y por el camino se disfruta de una vista más o menos general de todo el archipiélago. 

De este pueblo, primer asentamiento de colonos y que fue la primera capital de Nueva Zelanda, no puedo decir otra cosa más que me encantó. Simplemente. Es unos de los pueblos más bonitos en los estuvimos. Era todo tan bonito, tan tranquilo, tan cuidado. Las vistas, el paisaje, la gente, el ambiente que se respiraba allí te dejaba sin palabras. Y no porque sea algo espectacular por nada en concreto, sino porque realmente transmitía una paz y una tranquilidad, que sólo hacía falta sentarse en la playa o andar por alguno de sus caminos para darse cuenta.

Russell
Russell












A la izquierda, un árbol legendario. Un ficus que fue plantado en la isla allá por el 1870, y que sólo con ver su tronco ya te da una idea de la historia que tiene. A la derecha una de las tantas casas bonitas que te puedes encontrar allí.


Más feliz que una perdiz

Ya por la tarde, y antes de que el sol se fuera del todo, nos subimos en el ferry de vuelta a Paihia a recoger nuestra furgoneta y poder continuar nuestro camino hasta el cabo Reinga.

Después de ver esta zona de Bay of Islands hay mucha gente que decide volver hacia el sur, pues la distancia hasta llegar a Cape Reinga es grande y por el camino ya no hay mucho que ver. Pero nosotros no queríamos dejar de ver y estar en el lugar que se encuentra más al norte de Nueva Zelanda. 

Se hizo de noche, y conducir por esas carreteras neozelandesas de doble sentido sin ver absolutamente nada no tiene mucha gracia, además del peligro de ir atropellando a possums que allí se encuentran por millones y no exagero. Se calcula que hay más de 65 millones. Esta especie invasora proveniente de Australia no encuentra depredadores y como además se reproduce muy rápido, causa grandes quebraderos de cabeza a agricultores y gente en general. De hecho si atropellas alguno, poco menos que te dan las gracias. 

Así que a escasos 20 kilómetros de Cape Reinga aparcamos la furgoneta no muy lejos de una gasolinera, en el último pueblo antes de llegar allí, Waitiki. Se supone que está prohibido y que debes hacer noche en las áreas designadas o en campings. Peeeero, nosotros nos quedamos allí y pasamos la noche tan ricamente. Una noche diferente, eso sí, de las que sólo son así una vez al año. Pues fue la última noche en la que me acostaría con 30 años y me levantaría con 31...


Próxima entrada: Llegada a Cape Reinga y camino a Coromandel.

6 comentarios:

  1. wuauuuuuu que viaje!!! Eso si que me da envidia... Me encantaría bucear en la barrera de coral de Australia. Sin duda, algún día lo haré.
    Gracias por mostrar un viaje tan maravilloso.

    Un besito,

    Trini
    http://yoadoroviajar.blogspot.com

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  2. Animo para seguir con el relato de Nueva Zelanda!
    Os sigo.

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  3. Hola me encanta vuestro blog. Pasar por http://byebyedesastre.blogspot.com.es que tengo un premio para daros. Saludos Rakel

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  4. Que maravilla de lugar, menudo viaje os pegasteis :D

    Lo mejor es lo que comentas, la tranquilidad que se respira.

    Saludotes!

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    Respuestas
    1. Es que no puedo decir otra cosa... sé que casi siempre digo lo mismo, pero era así. Un claro ejemplo de lo que tranquilidad significa... ;)
      Saludos José Carlos!!!!!

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    2. Que recuerdos de Rusell. Aun me acuerdo de las gaviotas que me robaron el bocata.
      Un saludo :)

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